QUINTA PARTE
Estos resultados hicieron pensar a Ferrari en un futuro prometedor, quien decía de si mismo que: “Creo que no era tan mal piloto”. Pero contra toda lógica, casi tan pronto como vio complicadas sus ambiciones, empezó a sentarse atraído por aquello a lo que se había resistido con tanta tozudez: la parte técnica del mundo de las carreras.
Quizá fue la mejor manera de seguir vinculado a este deporte, porque la frágil salud de Ferrari, del mismo modo que ofreció su breve paso por el ejército, condicionaba también su carrera como piloto. En 1924 tenía que pilotear uno de los cuatro Alfa P2 en el Grand Prix de Lyon, pero se retiró antes de la salida.
Tazio Nuvolari
Se supone que la causa fue una crisis nerviosa o, posiblemente, una reacción a la muerte de su amigo Sivocci en un accidente que había tenido lugar durante los entretenimientos para el GP de Italia de 1923. Cualquiera que fuese la razón, ese momento marcó el inicio de una fase nueva y crucial en la vida de Enzo Ferrari, que empezó a involucrarse en la dirección técnica del departamento de competición de Alfa Romeo.
Antonio Ascari en el GP Spa 1925
Su retirada oficial como piloto tuvo lugar en enero de 1932, después del nacimiento de su hijo Dino, aunque en realidad ya hacía bastante tiempo que actuaba más como director de escudería que como piloto. No era ingeniero, y nunca afirmo serlo, pero reveló una capacidad infalible como cazatalentos, y, uno tras otro, contrató a diseñadores legendarios para el departamento de competición de Alfa.
Primero llegó Luigi Bazzi, que había estado con Fiat; más tarde, aconsejado por Bazzi, un hombre que se convirtió en el más grande de todos ellos, el antiguo compañero de Buzzi en Fiat, el joven Vittorio Jano. Con ellos, y con Enzo Ferrari ejerciendo el control cada vez mayor sobre el departamento de competición. Alfa Romeo empezó a escalar posiciones. A partir del año 1924, momento en que Fiat desapareció como potencia de la alta competición automovilística, Alfa se convirtió en la marca dominante.
Achille Varzi Targa Florio 1930
Dirigido por Ferrari, el equipo desarrolló el P1 y diseño el P2. Con sus 8 cilindros en línea sobrealimentados, el P2 fue uno de los más grandes automóviles de competición de todos los tiempos. Antes de su trascendental victoria en la Copa Acerbo, ganó fuera, en el Gran Premio de Francia de 1924 celebrando en Lyon, pilotado por Campari (Ferrari no llegó a competir, claro).
Ese mismo año, el P2 de Ascari ganó el Gran Premio de Italia en Monza, y en 1925 consiguió por Alfa el titulo de campeón mundial, aunque Antonio Ascari murió mientras el equipo lideraba el Gran Premio de Francia en Montlhèry.
Guy Moll en el GP Mónaco 1934
La hegemonía de Alfa Romeo en la cima del mundo de la competición automovilística se prolongó a lo largo de gran parte de los veinte, período en el que Ferrari continuó siendo una pieza básica, hasta que un cambio en la economía de Alfa le hizo dar el siguiente paso.
Continúa…
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Originally posted 2011-10-04 00:23:51.