SEGUNDA PARTE:
En 1909, el Rey de España, Alfonso XIII, entusiasta del automovilismo deportivo y buen piloto, instituyo la Copa Catalunya, carrera reservada a la categoría de pequeña cilindrada y concebida sobre el modelo de la francesa Copa de L’Auto.
La iniciativa se tomó para alentar la difusión del automovilismo en España y para favorecer el progreso técnico de los coches españoles. La Hispano-Suiza acogió la institución de la carrera como un estimulante para hacer valer su propia capacidad de construcción y fabricó 3 coches con motor de 4 cilindros.
Hispano-Suiza Alfonso XIII 1912
La carrera fue ganada por la Peugeot y, de los 3 Hispano-Suiza, uno solo consiguió acabar la carrera. Este primer fracaso competitivo no acobardó a Birkigt, quien al año siguiente preparó 3 nuevos coches para la carrera española. No obstante, la Peugeot ganó de nuevo, pero los Hispano-Suiza ofrecieron una óptima demostración de eficiencia e indujeron a creer que un ligero aumento de potencia los había hacho competitivo.
Se puso a punto un nuevo automóvil de 4 cilindros, de carrera larga (65 x 200), y 4 meses después de la marca española desafió a Peugeot directamente en Francia en la Copa de L’Auto. El Hispano-Suiza del piloto Zuccarelli venció en la carrera, suscitando grandes comentarios.
Del coche vencedor, derivó en 1911 el que ha sido el mejor Hispano-Suiza de los años anteriores a la primera guerra mundial: el Alfonso XIII, así denominado en honor del Soberano español. Era un coche agradable que, por sus cualidades mecánicas y por el lujo de su carrocería, conquistó una posición de primer plano en los mercados europeos.
Tenía un motor de 4 cilindros (80 x 180 mm), de 3.600 cc, que desarrollaba la notable potencia de 60 CV y podía superar los 100 km/h. A estas características, ya de por si excelentes, se añadían optimas dotes de confort y estabilidad.
Con esta realización, Hispano-Suiza entró directamente en el ámbito de las grandes marcas, poniéndose al mismo nivel de los Rolls-Royce y Mercedes.
Al Alfonso XIII siguieron otros 2 modelos análogos, pero de cilindrada y dimensiones inferiores. No obstante, el acontecimiento más importante en este periodo fue la creación de Levallois, cerca de París, de una fábrica para el montaje en Francia de los coches españoles. La iniciativa había sido tomada por el propio Birkigt durante un viaje a París, efectuado en 1910, la época de la victoria de la Copa de L’Auto.
Tanto el ingeniero suizo como Damián Mateu habían comprendido que una penetración más concreta en el mercado francés de sus propios coches implicaría conseguir para los Hispano-Suiza una mayor popularidad en todo el mundo.
En aquellos tiempos realmente, el automovilismo mundial gravitaba todavía en torno a Francia, y el Salón de París era la manifestación internacional de mayor resonancia. Por ello, en 1911 surgió en Levallois la sucursal francesa de La Hispano-Suiza, cuya actividad e importancia estarían destinadas a ser notables.
El ingeniero suizo, que se desplazaba constantemente de Barcelona a París, entretanto había diseñado un nuevo sistema de distribución para sus motores. El Hispano-Suiza de competición, destinado a la Copa de L’Auto de 1912, tenía válvulas y árbol a la cabeza.
No obstante, su motor se averió poco antes de la carrera, durante una prueba en el banco y hubo de renunciar a ella. Un nuevo coche de competición fue puesto a punto al inicio de 1913. Tenía también este coche distribución con árbol de levas en cabeza y obtuvo buenos resultados en Gran Bretaña, sobre la pista de Brooklands.
De este propulsor, siempre de 4 cilindros, derivaron 2 motores de serie, con cámara de explosión hemisférica y válvulas ligeramente inclinadas.
Continúa…
- Primera parte: Hispano-Suiza, historia de una marca legendaria
- Tercera parte: Hispano-Suiza, historia (la Gran Guerra)
- Cuarta parte: Hispano-Suiza, historia (los motores potentes)
- Quinta parte: Hispano-Suiza, historia (los motores potentes)
Historia resumida de Hispano-Suiza: Hispano-Suiza, historia
Originally posted 2014-05-19 18:44:55.