Cuando apareció en el mercado en 1969, el Fiat 130 no provocó una revolución. Sus líneas son cuadriculadas, torponas, pero conformes con lo que se hacía en aquella época en cuestión de grandes coches de ruta de alta gama. Fiat pretendía introducirse en la gama superior, la de Mercedes y BMW. La ambición fue exagerada y el 130 nunca consiguió desestabilizar a los germanos.
El Fiat 130 podía competir, sobre todo en cuanto a equipamiento, con sus hermanos mayores del Norte. Su gran habitáculo con tapicería de terciopelo (cuero en opción) acogía confortablemente a cuatro adultos. El coche se caracterizaba por numerosos detalles valiosos: revestimiento de madera en el salpicadero y las puertas, numerosas boquillas de ventilación, etc. Su suspensión, independiente en las cuatro ruedas, garantizaba una total comodidad en los desplazamientos.
Sin embargo, su mecánica no podía rivalizar con la competencia. Estaba equipado con un motor de seis cilindros en V, es cierto, pero que sólo cubicaba 2.866 cc y desarrollaba 140 CV, claramente demasiado escasos para dar a la berlina de 1.510 kilos en vacio unas presentaciones dignas de interés. En efecto, la velocidad máxima ascendía a 185 km/h, mientras que daba 14 segundos en pasar de 0 a 96 km/h.
El éxito de ventas se hizo esperar cruelmente. Había que reaccionar o el Fiat 130 pasaría a ser un fracaso clamoroso en la historia de la marca. Así pues, se encargó la carrocería a Pininfarina para crear un nuevo diseño y construir el coche en sus talleres de Grugliasco. Pero, en aquella época, el famoso carrocero sufría diversas dificultades y no había creado nada trascendente desde hacía un año o dos.
Sin embargo, el Salón de Ginebra de 1971 acogió al 130 Coupe, que le valió a Pininfarina el Style Award de 1972 por “el mejor compromiso entre la estética y la función, la imagen de marca y la demanda del mercado, la tecnología y la seguridad estructural.”
Sin embargo, pronto surgió la controversia. Los más críticos murmuraron que el carrocero no podía haber creado algo tan hermoso como el 130 Coupe y que se trataba de la obra del departamento de estilo de Fiat. Este rumor fue tajantemente desmentido y Pininfarina instaló numerosas carrocerías en los chasis enviados por Fiat. Los coches eran luego reenviados a Turín, donde se les aplicaba la pintura.
Entretanto, el motor fue revisado. Su diámetro pasó de 96 a 102 mm, su cilindrada ascendió de 2.866 a 3.235 cc, y la potencia alcanzó a partir de entonces 165 CV, la velocidad pasó a 190 km/h para la berlina y 195 km/h para el coupe.
Sin embargo, aún no fue suficiente para que la clientela adquiriese una máquina que compartía su nombre con un cochecito de 500 cc y, al final de su vida, en 1977, sólo se habían construido 4.491 unidades del Fiat 130. De largo mide, 4,84 mm, de ancho, 1,76 mm, de alto, 1,35 mm. Pesa 1.600 kg.
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Originally posted 2011-09-24 17:10:49.