

El elevado precio de los vehículos deportivos privó durante un largo tiempo a muchos aficionados de poder disfrutar de ellos. Pero los fabricantes supieron encontrar el camino para ofrecer vehículos de buen comportamiento y elevadas prestaciones a un precio razonable. Sin duda, el más popular fue el Volkswagen Golf GTI, creador de todo un segmento, aunque hubo varios antecedentes.
La receta para crear un GTI es bastante sencilla: se trata de partir de la base de un modelo compacto con un gran volumen de ventas y crear una versión de aire marcadamente deportivo, y dotarla de elevadas prestaciones sin disparar el precio final.
Para conseguir el efecto estético, se suele recurrir a parachoques mayores y más envolventes, aletas de ruedas adicionales y, por supuesto, neumáticos de mayor anchura. En el aspecto mecánico, estos vehículos suelen ser objeto de retoques en la suspensión con muelles y amortiguadores de mayor dureza y menor altura, y barras estabilizadoras de mayor grosor.
Para hacer frente a las prestaciones del vehículo, el equipo de frenos también suele ser más potente, en relación con el resto de la gama del mismo modelo y, por supuesto, el motor de otro de los puntos fuertes. Partiendo siempre de un bloque de pequeña a mediana cilindrada (no mayor de 2 litros), para no disparar los costes, se trata de conseguir unos cuantos caballos extra que trasformen un apacible utilitario en un automóvil de corte deportivo y divertido de conducir.
Hillman Imp
Lotus Cortina
En este empeño de aumentar la potencia, los GTI resultaron idóneos para introducir en el mercado soluciones como el turbocompresor o la tapa multiválvulas.
Inglaterra e Italia, países de gran tradición deportiva, tuvieron gran protagonismo en el nacimiento del concepto GTI. Los ingleses lanzaron vehículos tan rápidos y eficaces como el Lotus Cortina, el Hillman Imp y el Mini Cooper S, que ofrecían ya una relación entre precio y prestaciones muy interesantes.
En Italia, de la mano del preparador Abarth, existían pequeños utilitarios con grandes prestaciones, como los Fiat 500 y 600 Abarth, e incluso podían considerarse algunos Alfa Romeo Ti, aunque su precio no era tan competitivo.
Pero el auténtico boom de ese tipo de vehículos apareció en Francia, con el legendario Renault 8 Gordini al que respondió Simca con el 1000 Rallye. Estos vehículos salían del concesionario como auténticos coches de carreras, y se podían adquirir a un precio muy razonable, que estaba al alcance de muchos bolsillos.
Finalmente en 1976, un grupo de ingenieros de Volkswagen se divirtió en sus horas libres intentando meter un motor de 1,6 litros en el capot de un Golf, el utilitario que dos años antes había sustituido en la gama de Volkswagen al eterno Escarabajo.
Ese grupo de apasionados estaba creando, sin saberlo, una nueva categoría en el mundo del automóvil. Cuando la dirección de la empresa dio luz verde a la producción en serie del Golf GTI, esto significó el pistoletazo de salida para una nueva generación de coches que iban a suponer una autentica revolución en el mercado moderno del automóvil.
Las primeras unidades del Golf GTI estaban dotadas de motores de gasolina de 1,6 litros y 110 CV de potencia, capaces de alcanzar los 182 km/h. Su éxito fue tal que el 6 de noviembre de 1990 salía de la cadena de montaje el millonésimo Golf GTI. Casi dos décadas después, el Golf GTI mantenía su prestigio. La cuarta generación del modelo equipaba un motor de 1,8 litros turboalimentado, con 150 CV de potencia, capaz de alcanzar los 216 km/h.
Posteriormente y ante el éxito del Golf, muchos fabricantes se apuntaron a la moda y realizaron versiones deportivas de sus utilitarios, bajo diversas denominaciones, aunque ninguno de ellos consiguió igualar el éxito del pionero. El primer rival serio del Golf fue el Kadett GT/E, al que siguieron el Renault 5 Alpine, el Peugeot 205 GTI, el Ford Fiesta XR2, el Citroen Vista GTI, los Opel Kadett SR y GSI, el Fiat Uno Turbo y numerosos vehículos de marcas japonesas.
También se podía encontrar a los casos de los Fiat Cinquecento y Seicento Sporting que, con sólo 55 CV, disponían de un mercado aire deportivo. La escalada de potencia ha sido la nota dominante durante los 90s: Renault Clio Williams, de 150 CV, Seat Ibiza Cupra, de 156 CV, Peugeot 306 GTI, de 167 CV y seis velocidades, Renault Clío Sport, de 172 CV o el Audi S3 de 210 CV, por citar algunos ejemplos.
Los GTI arrasaron durante algunos años cierta mala fama a causa de su elevada siniestralidad, que lo convirtió en los grandes enemigos de las compañías de seguros. Su público, muchas veces joven e inexperto, y sus cualidades dinámicas resultaron un cóctel problemático, pero ello no hizo que el segmento desapareciera.
En los últimos años, el concepto GTI se ha ampliado a otros segmentos, en especial es de los todoterrenos compactos, donde el Toyota RAV4 ha sido considerado desde su aparición como el auténtico rey de la categoría. Inicialmente equipaba un motor de dos litros de 129 CV, aunque en su segunda generación aumentó su potencia hasta los 150 CV.
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Originally posted 2014-01-10 19:40:48.