El 2 de noviembre de 1983, los informativos de las televisiones introdujeron en los hogares norteamericanos un momento histórico que iba a cambiar muchas cosas en el mundo de la automoción. De las cadenas de montaje de la fábrica de Chrysler Corporation, en Windsor (Ontario, Canada), salía un vehículo nuevo y revolucionario.
Sus creadores lo llamaron Voyager, nombre evocador de sus posibilidades. Alguien explico que el nuevo coche venia a sustituir a los station wagon tradicionales, ofreciendo a las familias mas espacio, mas confort, un auténtico salón sobre ruedas. Pocos eran conscientes de que el primer mini van iba a ser la salvación de Chrysler y, a la vez, el origen de una nueva familia de vehículos, lo que hoy se conoce como monovolúmenes.
Y, sin embargo, los inicios no predecían nada bueno. Las autoridades que debían dar realce a la ceremonia no pudieron bajar el vehículo inaugural por un problema tan simple como cómico: la puerta lateral corredora se había atascado. Quizá por ello la noticia alcanzo mayor difusión y protagonismo. El incidente, que los responsables de relaciones públicas de Chrysler no pudieron neutralizar, no enfrió el animo de Lee lacocca, el hombre a quien se había encomendado la salvación del grupo, prácticamente en la bancarrota.
Fue en 1980 cuando pudo iniciarse el verdadero desarrollo de un proyecto inicialmente concebido en 1977. Entonces, Chrysler, propietario de Simca, recibió por parte de Matra, (que había construido y desarrollado el Simca ranchero) la oferta de un proyecto: un mini van de tracción delantera. El concepto comenzó su singladura, pero la adversa situación económica de Chrysler la llevo a abandonar Europa y dejar Simca a manos de Peugeot, que rebautizo la marca con el nombre Talbot. El proyecto fue abandonado por los nuevos propietarios, pero no por los hombres de Chrysler.
Harold Sperlich, antes programador de producto de Ford, siguió alimentando el sueño de un pequeño coche de tracción delantera y un monovolumen derivado. Le habían encargado desarrollar el Chrysler K y vio la posibilidad de cumplir su sueño. Pero no lo hubiera podido a cabo si Lee lacocca, recién despedido por Ford, no hubiera sido puesto frente a Chrysler, además de convencer, en 1980, al gobierno estadounidense de conceder un préstamo billonario a Chrysler, evitar la bancarrota y darle los medios para sobrevivir. Uno de los primeros proyectos en recibir luz verde fue el Voyager. lacocca invirtió en el casi la mitad del préstamo, ya que el desarrollo y la modificación de la factoría requirieron la inversión de 700 millones de dólares.
No era algo absolutamente novedoso. De hecho, el Volkswagen Transporter había abierto el camino y los Van, las grandes furgonetas de pasajeros, completamente transformadas, eran los vehículos preferidos de la joven y contestataria generación californiana. Pero el Volkswagen era un vehículo de hippies y con 36 CV poco podía hacer en un mercado dominado por potentes motores V8 de 200 CV. También había existido el Chevrolet Corvair Briawoord, con 100 CV, pero su fama de inseguro y la persecución de Ralph Nader a la familia Corvair lo llevaron al fracaso.
La propia Chrysler ofrecía un Van, la Dodge Ram, pero el Voyager era otra cosa (también comercializado como Plymouth). Más pequeño y manejable, tenia cabida en los típicos garajes suburbanos norteamericanos.
Del primitivo Voyager al Voyager lanzado en los árboles del siglo XXI, (cuarta generación) había un abismo. Las líneas cuadradas habían sido sustituidas por otras suavemente curvas y mas aerodinámicas. Del sencillo eje rígido posterior con elásticos de una sola hoja a los elásticos multihojas mas actuales. Pero los cambios más importantes se produjeron en el interior, más ergonómico, mucho más equipado y, sobre todo, fácilmente modulable.
Las primeras versiones eran realmente difíciles de modificar, sacar los asientos no era tareas sencilla. El cambio automático no era tampoco una maravilla y el motor inicial era el cuatro cilindros de la berlina K, de la que se había tomado asimismo prestada la plataforma antes de introducir los motores V6.
Más en los 90s el Voyager, ya era un coche universal. Este ya se vendía en todo el mundo, e incluso ofrece motores turbodiesel (allá por fines de los 90s). Además se desarrollo la versión Grand Voyager. Ahora en la actualidad la Van se modernizo por completo, creando así la quinta generación.
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Originally posted 2012-02-19 19:28:45.