Tres creadores de renombre contribuyeron, a principios de la década de 1950, al nacimiento del Nash Healey: Nash Motors de Wisconsin (Estados Unidos), la Donald Healey Company instalada en la cuidad inglesa de Worwick y la estrella de diseño Battista Pinin Farina en Italia.
Cada uno maestro en su dominio, crearon en común, desdeñando la barrera del Atlántico, uno de los primeros auténticos roadsters.
El prefacio de la historia de Nash Healey se lee como un cuento; durante un viaje en barco del presidente de Nash Motors, George Mason, y el fabricante de chasis Donald Healey se conocieron y decidieron construir juntos un coche deportivo. El nuevo biplaza fue presentado en el Salón de París de 1950 y luego, al año siguiente, en el Chicago Automobile Show. Se llamaba Nash Healey (de acuerdo con los nombres de sus dos progenitores) y cautivaba por su sofisticada carrocería aerodinámica.
Capaz de una velocidad máxima de cerca de los 200 km/h, debía haberse vendido en grandes cantidades, como modelo de serie, en el mercado americano. ¡Pero no ocurrió nada de eso! El Nash Healey era demasiado costos desde el principio, pero ofrecía un elevado confort: asientos tapizados en cuero, volante regulable, suspensión independiente delantera y caja de cambios automática Borg-Warner de tras marcas y overdrive.
Las líneas deportivas marcan el carácter de este biplaza, que el año de su presentación oficial dio un gran golpe en las 24 Horas de Le Mans adjudicándose el tercer puesto.
Cuando se tomó la decisión de construir el Nash Healey le faltaba aún un ropaje adecuado que estuviera a la altura de las expectativas de sus constructores. George Mason comprometió nada menos que al maestro italiano del diseño Battista Pinin Farina (su nombre aún se escribía separado en esa época).
Este coche deportivo, con un parabrisas rebajado, sus aletas elegantes y sus faros integrados en el revestimiento del radiador, fue equipado con un motor de 4,1 litros que desarrollaba unos 130 CV. Pero ya se sabe que la calidad no es barata. Así, el precio del Nash Healey subió aún cerca del 50%.
Sin embargo, había otras causas: el motor era producido por Nash en Estados Unidos y enviado desde allí a Inglaterra donde Healey lo instalaba en el chasis que era entonces transportado a Turín, a la casa de Pininfarina.
Estos importantes costes logísticos hicieron que el precio de venta de este modelo se disparara y fueron la razón por la cual el elegante Nash Healey tuvo un final prematuro. En efecto, solamente se vendieron 506 unidades, la mayoría de ellas en Estados Unidos, donde fueron roadsters pioneros en las autopistas norteamericanas.
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Originally posted 2011-10-12 20:21:31.