Cuenta la leyenda que Enzo Ferrari sentía un mal disimulo desprecio por Ferruccio Lamborghini. Dicen que Ferrari le llamaba despectivamente (el tractorista) y que siempre le obsequio con ese desdén con que el Commedatore trataba a los que consideraba nuevos ricos, ávidos de poseer uno de sus coches.
Así que un día, a principios de la década de 1960, el tractorista (Lamborghini era un prospero industrial que fabricaba tractores) se harto de Enzo Ferrari y decidió construir coches que fuesen capaces de superar a los de su enemigo.
Además, aprovecho un periodo de enfrentamientos internos en Ferrari para llevarse al ingeniero Giotto Bizzarrini, quien junto con Giampaolo Dallara concibió el 350 GT, el primer Lamborghini. Bizzarrini adapto un diseño propio de motor V12 para competición, Dallara realizo un chasis tubular con cuatro ruedas independientes, y finalmente se opto, entre los diferentes encargos a diversos carroceros, por la propuesta presentada por Touring.
El 350 GT y su hermano mayor, el 400 GT, eran unos gran turismo deportivos con motor V12, de aspecto cuidado y ciertas cualidades dinámicas, pero ni eran Ferrari ni podían inspirar a serlo, por eso, en Lamborghini empezaron a trabajar en un coche que es unánimemente considerado como una de las grandes obras de arte del automovilismo. El coche que no solo batió a cualquier Ferrari contemporánea, sino que cambio por completo la concepción de los deportivos de altas prestaciones.
En 1966, Lamborghini presento el Miura, y a Ferrari se le helo la sonrisa burlona con la que había recibido el 350 GT.
Motor central, chasis con célula portante de acero, suspensiones de brazos oscilantes, una fantástica carrocería Bertone y unas prestaciones colosales, con una velocidad punta que raspaba los 280 KM/H. El Miura, bautizado con el apellido de los mas nobles toros de lidia españoles, estaba dispuesto a embestir. Y embistió hasta hacer viable la aventura de Lamborghini, que desarrollo, a partir de entonces, una completa gama con automóviles como el Jarama, el Espada de motor delantero o el Urraco, con motor central V8.
Después del Miura llego otra obra maestra, el Countach, superior siempre a cualquiera de las Ferrari con las que convivió a lo largo de los casi veinte años en los que asombro con su espectacular carrocería Bertone, el Countach fue, además, el coche que salvo a Lamborghini. La marca fue pasando de mano en mano durante las décadas de 1980 y 1990, pero el Countach siempre mantuvo llena la cartera de pedidos.
Con el viejo Ferruccio dedicado a cuidar sus viñedos toscanos, la firma fue a parar a manos de un grupo suizo que desarrollo el todoterreno LM 002, luego fue propiedad de Chrysler, que lanzo el Diablo, sucesor del Countach, antes de vender la empresa a un grupo de inversores indonesios, y finalmente, en 1997, Audi se hizo con el control de la marca y se dedico a reorganizarla industrialmente para garantizar su viabilidad económica, al tiempo que introducía ligeros retoques en la estética del Diablo y creaba una competición para que los Lamborghini, que jamás habían pisado los circuitos de manera oficial, pese a su enorme potencial, consiguieron una imagen mas cercana a al de Ferrari.
En el año 2000, el Diablo era tan bueno o mejor que la Ferrari 550 Maranello, aunque, como siempre, le seguía a bastante distancia en ventas. Después llegaron el Murciélago y más tarde el Gallardo, dos modelos que posicionaron a la firma en un mejor lugar.
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Originally posted 2011-10-25 23:07:40.