

TERCERA PARTE:
Faloon apunta que teniendo cuidado con las reparaciones y el mantenimiento a lo largo de los años, el Y-job permanece plenamente operativo, excepto por las puertecillas que ocultan los faros, que necesitan nuevos anillos dentados.
Tanto él como sus mecánicos demuestran cómo tanto la capota como las ventanillas aún suben y bajan, cómo se diseñaron los estribos ocultos, cómo se diseñó el salpicadero para facilitar el uso de los instrumentos, mucho antes de que se desarrollase la ciencia de la ergonomía.
El Y-job se construyó en una plataforma estándar del Buick Century y se propulsó con un motor de ocho cilindros en línea, de 5,216 cc y 141 cv. Pero en lugar de la carrocería estándar vertical. Earl buscaba un coche que resultase llamativamente bajo. El equipo de Earl no sólo incluía estilistas sino también ingenieros y mecánicos, que trabajaron con Charlie Chaine, ingeniero y jefe de Buick, para modificar el chasis, que rebajaron 7,6 cm.
En conjunto, el punto más alto del Y-job era unos 2,03 cm más bajo que el Buick de 1938 estándar. Para mantener el coche lo más bajo posible, se llevó a cabo un recorte abombado en el suelo del coche justo detrás del pedal del acelerador para dejar espacio al tacón derecho del conductor.
Para subrayar la apariencia baja el coche, el Y-job rodaba sobre las ruedas de 13 pulgadas, unas tres pulgadas más pequeñas que las que eran estándar en su época. El Y-job presentó una nueva parrilla, baja, amplia y curvada, que pasó a convertirse en una característica de los Buick. Tenía parachoques delanteros bajos pero amplios que se estrechaban mucho a lo largo de los laterales del capot en forma de V. “No es tan bajo como parece”, explica Faloon, “pero debido a la forma del parachoques consiguió dar un aspecto visual bajo al coche”.
Unas largas y finas barras cromadas, situadas en los laterales de las secciones delantera y trasera acentúan esas sensación, un aspecto reforzado aún más por el capot del Y-job, largo y en forma de barco. A pesar de medir más de 5,2 mm, el Y-job acomodaba sólo a dos personas. En el lugar del asiento trasero, la capota se plegaba detrás de los asientos delanteros y bajo una cubierta. “Debía dejar pasmados a los socios del club de campo cuando desplegaba y plegaba la capota”, comenta Faloon.
El mecanismo descapotable del LeSabre es aún más impresionante. “El Y-job fue un aviso de lo que estaba por llegar”, dice Faloon, “Resulto sorprendente, y lo que le siguió lo fue aún más”. Mientras que los ocupantes del Y-job necesitaban asegurar manualmente los tres cierres que fijaban la capota del LeSabre era totalmente automática.
Tenía también un sensor de lluvias localizado entre los asientos delanteros. Aunque ya no funcionaba, Faloon ha hablado con gente que tuvo ocasión de ver el coche aparcado frente al club de golf donde jugaba Earl. Le dijeron que los jóvenes corrían hacia la piscina, de la que tomaban vasos con agua que verían sobre el coche, sólo para ver el sensor de lluvia activar el despliegue de la capota. “La copta se desplegaba y las ventanas subían y sellaban el coche frente a la lluvia”, dice Faloon, maravillado ante este escaparate tecnológico sobre ruedas.
Así como el Y-job se montó sobre un chasis Buick y contaba con un motor de serie, el LeSabre tenía una carrocería de aluminio aún más bajo montada sobre un chasis de acero cromo molibdeno, iba propulsado por un exclusivo motor V8 a 90° con bloque de aluminio y sobrealimentación de tipo Roots, con dos carburadores, siendo usado el metanol como antidetonante a altas revoluciones por minuto, exactamente igual que los cazas de la Segunda Guerra Mundial.
Earl y sus diseñadores se inspiraron en los aviones a reacción y el LeSabre tenía también un altímetro. Su velocímetro es un disco rotatorio que muestra la velocidad del vehículo a través de una pequeña ventana en el salpicadero. Los faros están ocultos y se sitúan ellos solos en el lugar adecuado.
La sección trasera del coche está inspirada en un caza F86. Otras características prestadas son los asientos tapizados con el mismo tejido que utilizaban los asientos de los cazabombarderos, pudiendo conectarse a una fuente de energía eléctrica para proporcionar una superficie cálida. “Incluso nuestros diseñadores más jóvenes bajan aquí a la hora del almuerzo para echar un vistazo”, dice Faloon “Recuerdo aún la primera vez que vi el Y-job” añade.
“Fue probablemente a principios de los años 70s”, y recuerdo que me dije: “¡Dios mío!”. Faloon trabajó para General Motors durante cerca de 35 años, pero regresa al Design Center a menudo en su papel no oficial del archivero y guía: “Me formé como diseñador de producto, no como un técnico de coches, pero fue una oportunidad fabulosa y tras trabajar aquí durante unos años, pensar en hacer tostadoras y frigoríficos no resultaba atractivo.”
Originally posted 2014-01-19 01:48:46.