El Terraplane 8 es un auténtico americano de raíz alemana. No es una contradicción, porque por razones políticas muchos fabricantes extranjeros empezaron a producir directamente in situ en los años veinte y treinta. Fiat en Heilbronn, Ford en Berlin y más tarde en Colonia, y Hudson también en Berlin.
El Terraplane 8 es, tomado su nombre al pie de la letra, cierto tipo de terreno desconocido. En efecto, lo único que se sabe, o casi, sobre este coche es que existió. Esta hace al Hudson aun más interesante.
Si se indaga sobre el origen de su ocho cilindros de los años treinta, se advierte en primer lugar que el Terraplane es un americano con pasaporte alemán. Esto parece un poco sorprendente, pues normalmente ocurría al revés. En este caso la emigración tuvo razones económicas. Al final de los años veinte y luego en los treinta, en plena crisis económica mundial, razones políticas incitaban en todo el mundo a producir in situ, también en Alemania.
El personal del Hudson, de Michigan (el nombre del rey de la alimentación de Detroit que financio la empresa), estableció en Berlin-Spandau una empresa alemana de montaje. En esta factoría se produjo al principio el Essex Super Six, del que solo ocho ejemplares fueron vendidos en Alemania en 1932. En 1933 el Terraplane 8 extendía el proyecto alemán de Hudson, pero se desconoce el número exacto de unidades vendidas.
Esta claro sin embargo que el Terraplane fue una oferta interesante en Alemania: el germano-americano, con su motor de ocho cilindros en línea de 4,2 litros, costaba 5.975 marcos la berlina y 6.150 el coupe y el cabriolet biplaza. Se obtenía por este precio el mencionado motor ocho cilindros de 94 caballos, una caja de cambios de tres velocidades totalmente de acero atornillada al chasis, cosa poco corriente para entonces. Los detalles de equipamiento hacia del Hudson un auténtico coche de prestigio.
Los compradores de productos europeos no podían ni siquiera soñarlo: una antena de radio de serie, testigos de funcionamiento del motor y una instalación eléctrica y, cuesta creerlo, un mecanismo de ajuste de asientos, del volante y de los pedales. Este media entre ejes 2,87 mm y pesaba 1.500 kg. Su velocidad máxima era de 120 km/h.
¿Porque el Terraplane no tuvo ningún éxito? Probablemente porque el 4,2 litros era un tragón incorregible. Este consumía 20 litros o más cada 100 km, y esto estaba por encima de la capacidad económica de los alemanes. Y los que tenían el dinero suficiente para comprar un ocho cilindros optaban por un Horch o por un Mercedes, aunque estos fueran tres veces más caros.
Información relacionada: La historia del Grupo Chrysler en imágenes (1924) / Chrysler Airflow, un coche adelantado a su época / Aston Martín Lagonda 1976-1989, historia / IME Institec Gran Sport (Justicialista), Argentina / Duesenberg J, más detalles de su historia / Morgan Plus 8, historia (primera parte)
Originally posted 2012-01-14 19:15:27.