En 1964, cuando NSU lanzo su Spider, parecía el motor del futuro. Fácil y económico de construir, de tamaño reducido y casi sin piezas en movimiento. La mayoría de firmas compraron la licencia para construir motores Wankel. Sin embargo, sólo algunos constructores osaron lanzar un automóvil dotado de dicho propulsor y, desde la década de 1980, una sola marca, Mazda, continúa ofreciendo el motor Wankel.
El motor rotativo Wankel debe su nombre a su diseñador, el profesor Félix Wankel, un autodidacta alemán que imagino que se conseguiría mucho mayor rendimiento de un motor que funcionara circularmente que de los motores clásicos, que convertían el movimiento lineal de un pistón en un movimiento circular, gracias a un mecanismo de biela y manivela.
En 1954, Félix Wankel consiguió encontrar por fin la forma idónea para las dos piezas características de su motor, el estartor y el rotor, que giraban en su interior y, sobre todo, interesar a NSU en el proyecto, que tardó mucho en concretarse.
Pero ¿por qué se suscrito tanta pasión por el motor Wankel? Las razones son diversas, aunque los elementos clave fueron su simplicidad, su elegancia y sus reducidas dimensiones. El principio parecía brillante y aunque algunos aspectos presentaban problemas, la verdad es que todos pensaban poder superarlos.
El estartor, una de las dos piezas esenciales del motor Wankel, hace de bloque estático y en su interior está ubicada una cámara cuya forma recuerda vagamente un ocho. Dentro de él gira un pistón sobre un eje excéntrico, cuya forma es la de un grueso triángulo con los lados curvados. Así se crean, entre el estartor y la otra pieza esencial del motor, el rotor, tres cámaras cuyo volumen y ubicación van variando con el movimiento del rotor.
De esta manera, se dispone del ingrediente básico de un motor de combustión interna: una cámara capaz de variar de volumen.
Las tres cámaras son sinónimo de tres tiempos: admisión-compresión, explosión-expansión y expansión-expulsión. La admisión y el escape se hacen a través de lumbreras, y por eso no requieren válvulas ni árboles de levas.
De pequeño tamaño, el motor rotativo entusiasmó a todos. Un centenar de marcas (de aviación, náutica o automóvil) se apresuraron a conseguir la licencia para su fabricación.
NSU fue la primera en lanzarlo al mercado con su Spider, en 1964. Después llego el NSU Ro80, una elegante berlina con motor birrotor.
Los ingenieros valoraron entonces nuevos datos a favor, como el silencio de marcha o la ausencia de vibraciones, pero también se comprobaron algunos problemas prácticos, cuya solución no lograron encontrar, como las dificultades de estanquidad de las cámaras (que obligaban a frecuentes revisiones de los segmentos) con el consecuente alto consumo de aceite y, sobre todo, la poco favorable forma de la cámara, excesivamente alargada para garantizar una combustión eficiente, incluso recurriendo al doble encendido (dos bujías).
El consumo era excesivo para las prestaciones obtenidas. En 1969, Citroen lanzo una serie especial del M35, con dicho motor. Costaba un 30% que un Ami 8, del que derivaba. En 1974 comercializó un GS Birrotor, que costaba casi el doble que un GS Special, exigía un litro de aceite cada 1.000 km, en el mismo momento en que estallaba la primera crisis del petróleo.
Chevrolet presento un Corvette Birrotor que no pasó de prototipo, y Mercedes, un elegante coupe C111, con un motor de cuatro rotores de 350 CV, que superaba los 300 km/h y aceleraba de 0 a 100 km/h en sólo 4,8 segundos que tampoco llegó a salir al mercado.
En 1970, Mazda lanzó el RX3. Por entonces se decía que, en 1980, el 80% de los motores serian Wankel. La realidad fue muy distinta. Las marcas que trabajaban con prototipos de dicho motor, lo abandonaron. Las que lanzaron turismos con motor Wankel perdieron su independencia: NSU fue absorbida por Audi, Citroen fue adquirida por Peugeot, y Mazda paso al control de Ford.
Desde entonces, Mazda ha hecho un gran trabajo. El motor rotativo ha sido el alma de sus coupes RX-7. El mayor éxito del motor Wankel fue la victoria de Le Mans, en 1991, del Mazda 787B, tras varios intentos. La firma japonesa sigue con el desarrollo del dicho motor.
Félix Wankel nació en Lahr (Alemania) en 1902. Su padre murió en Gran Bretaña, y Wankel no pudo estudiar y trabajo en una imprenta. La crisis de 1926 le llevo al desempleo; con un amigo y la pensión de su madre fundo un taller mecánico. Apasionado por la idea del motor rotativo, colaboró con Mercedes y BMW.
En 1933 fue encarcelado por sus ideas liberales, pero los dirigentes de BMW consiguieron liberarlo. Tras la Segunda Guerra Mundial, los franceses le requisaron su maquinaria y sus apuntes, que recupero 23 años después gracias a De Gaulie. Para entonces ya era millonario. Había patentado su motor, convencido a NSU para desarrollarlo y fabricarlo, y vendido su licencia a casi un centenar de empresas.
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Originally posted 2011-10-29 20:00:37.