

Suspensión electrohidraulico activa y control electrónico del balanceo caracterizaban los prototipos Activa I y II de Citroen, presentados en los salones de París de 1988 y 1990.
Si del primero se derivó la suspensión hidractiva utilizada en el XM, el sistema antibalanceo del segundo fue aplicado en 1998 a la suspensión del Xantia Activa. Con ello, Citroen confirmaba su liderazgo en materia de suspensión, y demostraba las aplicaciones a la producción en serie de las tecnologías ensayadas en los dos prototipos.
Citroen utilizó por primera vez la suspensión neumática en el famoso DS de los sesenta y, desde entonces, no dejó de perfeccionarla. La hidroneumática convencional alcanzó su más alto grado de refinamiento en el CX, pero de cara a su nuevo buque insignia, el XM, previsto para 1989, la marca estudió una suspensión neumática de control electrónico que se mostró por primera vez en el prototipo Activa en el Salón de París en 1988.
El coche era una espaciosa berlina de cuatro puertas de apertura enfrentada, sin montante central y dotada de una evolución de motor PRV subido a tres litros de cilindrada, y una tapa de cuatro válvulas por cilindro que proporcionaba 220 caballos y que se utilizo tanto en el XM como en su primo hermano, el Peugeot 605.
El Activa llevaba un sistema de tracción y dirección a las cuatro ruedas. Las ruedas traseras directrices estaban de moda a finales de los años ochenta, porque algunas marcas japonesas las habían aplicado a sus coches de serie. En Citroen intentaban recuperar su retraso en la materia de prototipo, cuyas cuatro ruedas estaban gestionadas independientemente y giraban en función de una serie de parámetros, como el grado de inclinación del volante y la velocidad.
Si las cuatro ruedas directrices fueron abandonadas, la suspensión activa se aplico a la serie con éxito. El sistema del Activa era electrohidráulico. Una bomba de gas de alta presión recibía un análisis electrónico efectuado por una centralita que recogía las lecturas de diferentes sensores.
Éstos median la velocidad del coche, el ángulo y la velocidad de giro del volante, y los desplazamientos verticales de la carrocería. Con esta información, la centralita decidía de manera instantánea las modificaciones que debían aportarse en cada momento a la suspensión; la bomba enviaba el gas a presión a cada rueda modificando la dureza de la amortiguación, la flexibilidad y la inclinación de la carrocería, minimizando así las inercias producidas el tomar una curva y filtrando las irregularidades del terreno.
Otros sensores adaptaban la altura al suelo y la mantenían constante con independencia del tipo de piso, la velocidad y la carga del vehículo, modificando además la altura de las luces y elevando el coche una vez parado para facilitar el acceso y la salida de los ocupantes.
En el Activa II se añadió el sistema antibalanceo activo, que se utilizo años más tarde en el Xantia de serie. También mediante válvulas electrohidraulicas y un sensor extra por rueda, que media la distancia de la carrocería al suelo, el sistema era capaz de estabilizar por completo la carrocería con independencia de los que estuvieron haciendo las ruedas.
Así, si el chasis se inclinaba al tomar una curva cerrada a alta velocidad, el sistema hidráulico mantenía la carrocería completamente en paralelo al plano de la calzada; de la misma manera, si la curva se tomaba de forma muy violenta, llegaba a realizar un pequeño contrabalanceó para ayudar al coche a superar, mediante la compensación de pesos, la inercia derivada del movimiento.
Los Activa disponían de un sofisticado interior en el que las principales informaciones del cuadro de mandos eran proyectadas en el parabrisas para evitar que el conductor tuviera que apartar la vista de la carretera.
Por su parte, el Activa II disponía de un sofisticado equipo informático que centralizaba en una pantalla el control de los equipos de audio, telefonía manos libres, climatización, navegador y conexiones informáticas, elementos futuristas en 1990, aunque diez años más tarde formaron parte del equipo de serie en numerosos coches de alta gama.
En el interior del Activa II se volvió al volante redondo convencional, pero se mantuvo la ausencia de palanca de cambio. Además, los mandos del cambio, que estaban situados en la consola central y permitían elegir la posición sport o insertar la marcha atrás y la posición de parking, contaban con instrumentos satelitales para poder realizar las mismas operaciones desde el volante. Este sistema de mandos al volante lo adoptaron más marcas como Ferrari, Porsche y Alfa Romeo para controlar sus cambios automáticos de accionamiento secuencial.
Los dos sistemas de suspensión ensayados en los prototipos Activa se aplicaron a coches de serie. El XM, lanzado en 1989, disponía de la suspensión hidractiva, que se adaptaba automáticamente en función de diferentes parámetros y permitía variar la altura de la cala.
En 1998, Citroen presentó el Xantia Activa con un dispositivo antibalanceo, que, de forma independiente a la velocidad de paso por una curva, conseguía que la carrocería del coche virara completamente plana, eliminando así el balanceo y ofreciendo una marcha muy confortable a los pasajeros.
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Originally posted 2011-11-09 21:03:19.