

Cadillac es, sin lugar a dudas, la marca dominante del Imperio General Motors, la mayor empresa del mundo (lo fue). Por ello Cadillac ha marcado siempre la tendencia general del grupo.
En 1957, cuando se presentaron los modelos de la gama Eldorado, un murmullo recorrió el público, ya que los nuevos coches (cabriolet, coupe y berlina) estaban cada vez más cubiertos de cromo y adornados con alerones gigantescos.
La versión abierta de Cadillac Eldorado lleva un apellido de lujo y glamour: Biarritz. Con sus 5,66 mm de largo, 2,03 mm de ancho y un peso de 2,3 toneladas, se trata realmente de un cabriolet colosal que no pasa desapercibido. Cuando en 1957 se presentó la versión de la gama Eldorado, el mundo de los especialistas comenzó a murmurar.
El Biarritz y sus hermanos Seville (coupe con hard-top) y Brougham (berlina de cuatro puertas) estaban cada vez más cargados de cromo y disponían de unos alerones traseros enormes. Y como Cadillac ha sido siempre la vanguardia en el grupo General Motors, quedaba claro que los mayores constructores de coches del mundo a finales de los años cincuenta y a principios de los sesenta se pelearían por pisarle los talones al gigante automovilístico norteamericano.
El precio de los nuevos modelos Cadillac causó una verdadera conmoción entre los amantes de los automóviles. El Biarritz aparecía con un precio de 7.286 dólares en el catálogo, una cantidad muy elevada incluso para los compradores norteamericanos, acostumbrados a vivir acomodadamente en esos años dorados.
Evidentemente, esa notable suma permitía adquirir un coche de una clase totalmente singular y con un lujo desconocido para muchos. El Eldorado Biarritz, en una época en la que en Europa todavía había que pagar un suplemento por la calefacción o por una caja de cambios de cuatro velocidades, estaba ya equipado con motores eléctricos que accionaban las lunas y los deflectores.
El capot del maletero, la capota, el asiento del conductor y el reloj estaban igualmente dotados de sistemas eléctricos. La dirección era, por supuesto, asistida, y los faros disponían de un preciso sistema de regulación automática.
La propulsión del Biarritz corría cargo de un potente ocho cilindros en V, que extraía 300 caballos de una cilindrada de seis litros, y ello permitía que, en caso de necesidad, este cabriolet de 2,3 toneladas alcanzara los 190 km/h.
Pero ni que decir tiene que con un tren de rodaje relativamente simple, una dirección suave pero imprecisa y unos frenos de tambor de dimensiones relativamente modestas, el conductor raramente se arriesgase a apurar toda la potencia.
Cadillac Eldorado Brougham 1957
Cuero rojo y cromo, y cromo y más cromo. Así es la cabina del Eldorado Biarritz. El volante esta adornado con un imponente aro interior que rodea el claxon. El salpicadero es tan rutilante como el acelerador y el pedal de freno.
El Cadillac Eldorado Biarritz es actualmente un modelo de colección muy buscado, ya que sólo 1.800 unidades salieron de las cadenas de producción.
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Originally posted 2011-10-16 22:45:07.