En el año 2000 se presentó este imponente Concept Car de lujo. El Cadillac Imaj era una propuesta dirigida exclusivamente a los amantes de la conducción y la comodidad.
Un sedán de líneas futuristas y sobrio diseño que albergaba en su interior un mundo regido por la tecnología y estaba pensado para ofrecer el máximo confort a sus ocupantes. En definitiva, un Cadillac para conducir y C2090-719 en el que ser conducido.
Líneas angulosas y una imagen agresiva revelaban le descendencia directa del Imaj de su predecesor, el Cadillac Evoq (1999), el primer capítulo de una serie de estudios en los que la firma estadounidense quería unir arte y tecnología. Manteniendo viva la impronta estética de los Cadillac de siempre, el Imaj nacía con un inevitable carácter, ante todo C2090-719 por su equipamiento y asistentes a la conducción, fruto de la más sofisticada tecnología.
Dada su condición de coche de lujo, el Imaj estaba pensado para unas necesidades y exigencias específicas. De entrada, su aspecto exterior de líneas decidida y contundentes presentaba un automóvil con personalidad propia, de imagen compacta a la vez que elegante y con ausencia de todo tipo de obstáculos. No admita ni manecillas, ni retrovisores ni nada que sobresaliese de la superficie de la carrocería.
Todos los grupos ópticos quedaban delicadamente integrados en los robustos paragolpes, al igual que la contundente parrilla con el emblema de la casa. Únicamente se permitió la licencia de lucir unos sobredimensionados pasos de rueda, a la altura de la cintura, con el fin de proteger los imponente neumáticos Goodyear EMT, que vestían llantas de magnesio de 20 pulgadas, y un alerón delantero y otro trasero al servició de la aerodinámica.
En contraste con este sobrio, aunque imponente exterior, las cuatro puertas del Imaj, de apertura lateral y por detector de huellas dactilares, daban paso a un interior de la más absoluta sofisticación. Cadillac aplicó a este habitáculo no solo el concepto de diseño, sino también el de tecnología.
Recubierto con materiales de alta calidad, diseño elegante y líneas suaves, todos los componentes estaban regidos por algún dispositivo electrónico.
Los cuatro asientos eran completamente personalizables, al nivel de la posición, temperatura (calefacción y ventilación), y con sus propios equipos tecnológicos: computadora, pantallas con conexión a Internet, equipo de audio, DVD, teléfono y, por supuesto, altavoces integrados en los apoyacabezas. Para mayor confort, los asientos traseros, completamente reclinables, incorporaban sendos reposapiés.
La cabina tenía un único objetivo: el confort del conductor, para lo cual, todos los mandos de control, incluida la palanca de transmisión automática de cinco velocidades, estaban integrados en el volante. El tablero, con acabados en madera, albergaba los relojes, incluido el diseñado en exclusiva para este automóvil por la joyería Bulgari, y la consola central con el navegador, las pantallas de las cámaras retrovisores y el climatizador.
Los niveles de seguridad que se deben exigir a un automóvil de tal condición corrían a cargo de otros tantos dispositivos de última tecnología. Desde los airbags inteligentes de la cabina, hasta el sistema night vision, que anticipaba mediante un sistema de radar y de rayos infrarrojos los posibles obstáculos que pudieran encontrarse en la carretera.
El Imaj disponía igualmente de control de velocidad de crucero y de velocidad programable adaptable, con lo que se garantizaba el ajuste de la distancia de seguridad optima respecto al coche precedente también mediante un sistema de radares.
Un último aunque imprescindible elemento imprimía el verdadero carácter a este automóvil. Bajo su capot se escondía una renovada versión del motor Northstar V8 del Evoq. Para el Imaj, Cadillac decidió aumentar su potencia hasta los 425 CV, fuerza que por medio de un botón podía trasmitirse automáticamente a las cuatro ruedas, así como dotarlo de un radiador de aire y agua y un sistema de admisión variable.
Este Cadillac tenía además en el techo uno de sus principales atractivos. Construido a partir de cristal electromagnético, consistía en un sistema de persianas que se abrían y cerraban a gusto de los ocupantes, ya que se controlaban de forma individual sobre cada plaza o global. Por medio de un interruptor permitía escoger entre superficie opaca o translucida, que permitía la entrada de la luz solar.
Digno del nivel de sus potenciales clientes, el Imaj escondía en su maletero un sofisticado y exclusivo juego de maletas diseñado por la firma Bulgari. Maletas de aluminio en perfecta consonancia con el diseño de la carrocería del Imaj, que convertían en algo especial el maletero. Éste disponía de una bandeja extensible y de accionamiento electrónico que sobresalía de la carrocería para facilitar la carga y descarga. El portón, por su parte, se elevaba verticalmente y, al igual que el resto de las puertas del Imaj se abría por medio de su detector de huellas dactilares.
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Originally posted 2011-10-02 20:42:08.