El 60 Special de la gama Fleetwood de Cadillac es, al menos en Europa, algo difícil de digerir para los incondicionales del automóvil. Su estilo es tan conservador que resulta arduo situar este automóvil en el tiempo y, si se carece de datos precisos sobre su época, sus características técnicas son casi imposibles de evaluar desde el exterior. Sin embargo, dispone de un V8 que no tiene nada de monstruo de cilindrada, pero que se ajusta bastante bien al carácter de este coche.
Muchas veces las impresionantes carrozas de la gente bien de América ostentan la marca Cadillac (perteneciente a GM) o Lincoln (propiedad de Ford), y cuanto más conservador es la clientela mas se convierte en ley esta regla. En Europa es exactamente lo contrario: un Cadillac solo se encuentra raramente, lo que complica la clasificación de ciertos tipos y modelos. Por este motivo las respuestas a las preguntas de los transeúntes curiosos resultan, a menudo, sorprendentes.
El Fleetwood 60 Special, es un producto de la década de 1990. Con una generosa longitud de 5,22 metros y una distancia entre ejes de 2,89 metros, es el máximo exponente de los cruceros de carretera del pasado de la industria automovilística norteamericana. Sin embargo, basta con echar un vistazo bajo su carrocería para que todas las sorpresas se acaben.
El motor de ocho cilindros en V instalado en el 60 Special no tiene nada que ver con las orgías de cilindrada americanas de la década de 1960 y 1970. Incluso para las concepciones europeas, sus 4,9 litros se encuentran al nivel de la categoría media superior.
En compensación, no ocurre igual con la potencia. Es cierto que 240 CV no tiene nada de orgiástico, pero bastan para subrayar el carácter individual del 60 Special: este coche esta hecho para deslizarse admirando el paisaje, el capo solo deja oír un ligero murmullo y el corazón de los pasajeros late totalmente sereno y a ritmo lento.
El V8 del Fleetwood, no esta instalado majestuosamente en el sentido de la marca, sino transversalmente. Y hace que se muevan, lo que es difícil de creer, las ruedas delanteras. La velocidad máxima es de 173 km/h y va de 0 a 100 km/h en 10,1 segundos. Su peso es de 1.607 kg y mide 1,40 mm de alto.
Cuando el conductor y los pasajeros descansan en su interior, ese tipo de detalles se convierten en una simple anécdota. Pues en este Cadillac el habitáculo lo es todo.
Es un auténtico salón, aparcado por casualidad o descuido en el garaje, y cuando empieza a moverse el mundo entero permanece en el exterior. Todo en el es comodidad, mando eléctricos e incluso cierto toque arcaico. Pero aquí reside precisamente el secreto poder de seducción de este automóvil.
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Originally posted 2011-12-25 19:47:02.